“Para despabilar la perspicacia conviene afinar los sentidos, un ejercicio práctico al que el mar puede ayudar cuando la obra de sus olas acerca a la playa paz o tempestad, pues saber distinguir a tiempo su objetivo final forja la diferencia entre la desazón y el bienestar, un albur de doble sentido que persistirá mientras la dimensión que se transite tenga carácter dual”....